Yo no peleo por la patria, la sola idea de defender el concepto y limitaciones de quienes ejercen el poder sobre la mayoría de la población, me da náuseas. La patria, como dijo Flores Magón, es una farsa, es una mentira para dividir y entorpecer la organización internacional, para que no nos reconozcamos como la única cosa que somos: seres humanos; para dividirnos por razas y hacernos odiar unos a otros.
Yo no alzaré mi puño, ni pancarta, ni piedra, ni voz para proteger el invento esquizofrénico de los tiranos, para liberar a la patria de nada, pues la liberaría de mí mismo, de mis pensamientos individuales y nuestra voz colectiva. No rasgaré mi garganta en un grito de ¡salvemos a la patria!, para después ser fusilado por quien la dirija después, delimitando, nuevamente, nuestro ser mundial.
¡Defender a la patria!, es el grito de la Fuerza Civil que opera en Veracruz; ¡Defender a la patria!, es el grito de los soldados, de los policías, de la marina. Es el grito de aquellos que desde las sillas del poder, ordenan reprimir todo intento de estallido social, de pensamiento propio, no sólo a aquellos seres que perdieron su humanidad tras adquirir el uniforme de represor, sino aquel trabajador, estudiante, campesino y vagabundo, que no tienen nada que defender en esta patria que no es suya. Los pobres no tienen patria, porque la patria es una construcción rica en ideales autoritarios y divisorios, de territorios ocupados por los megaproyectos, de construcción de civilidad forzada: la patria existe para quien puede pagar el lujo de llamarse mexicano, y no Muertodehambre y no Indio y no prole, y no otra cosa más.
La patria es un corralito donde nosotros caminamos y creemos que es nuestro, pero los dueños de todo, son también nuestros dueños, dueños del corral que llamamos patria, que nos enseñan a amar y querer para que vayamos más fácil a morir por ella, a morir en nombre de ella, para beneficio de ellos. Yo no amo a la patria, porque no la tengo, porque amo más a la libertad y la solidaridad, que a un trapo, un símbolo que ocultan la mentira y la muerte. Amo más la tierra donde crecí, mi pueblito, la tierra que cosecha la gente, los vecinos, la comida, el mar donde se pesca; amo más, digo, que a la pusilánime patria. Yo peleo por ser humano, no por ser mexicano. Yo no nací en México, sino en el territorio ocupado por el Estado mexicano.