Los conceptos y su discurso: glosario del reformismo

Distintos actores sociales que suscriben un supuesto posicionamiento combativo, han generado también un discurso curioso, extraño y muchas veces contrario a nuestras posturas ideológicas. Sin embargo en ocasiones, por la inercia y la buena publicidad que los ha llevado a la cima, se llegan a decir. No se trata de flaqueza ideológica o voluntad raquítica, sino que es, más bien, la creación de buenas campañas publicitarias que nos regalan, no nos venden, frases hechas, slognas de la lucha, y demás.

Lo anterior podemos verlo en personajes como Fernández Noroña, López Obrador, Carmen Aristegui, el monero Patricio, entre otros entes que, aunque desconocidos, sus conceptos trascienden más que su persona.

Para hacer más breve este texto, iremos al grano. Algunos de los conceptos que han hecho mella y creado adeptos al reformismo lastre, se hicieron hasta merecedores de algún meme.

1.-  PRIAN: Con esta palabra mágica, López Obrador señalaba que el PAN y el PRI eran el mismo partido o, cuando menos, se conducían de la misma manera. El Prian representa todo aquello que es malo, y descarta en su misma estructura semántica, lo que es bueno, es decir la izquierda.

2.- PRIANRD: A partir de la división interna del PRD, en el que López Obrador dejó de ser fiel a Cárdenas, y después de algunos años de germinar su partido político, por fin lo hizo oficial. El PRD es lo mismo que el PRIAN, dijo. Desde entonces sus súbditos, acostumbrados reencarnar la voz del tabasqueño, se volvieron ‘críticos de la izquierda’, y comenzaron a regar por el mundo (virtual), su posicionamiento contra la izquierda desgastada que se resumía en esa palabra.

3.- Anarpriista: Patricio, el monero estrella de La Jornada ha sido uno de los principales brazos propagandísticos de la izquierda institucional. Siempre que los jóvenes o profesores o quien sea salen a marchar con el rostro cubierto, y recurren a la acción directa violenta, a la intervención de edificios de gobierno y demás, al día siguiente se podrá ver su cartón engañoso. El anarpriismo surge a partir de la poca comprensión que Patricio tiene del anarquismo, pues, según aquellos intelectuales de pacotilla que dicen conocer el movimiento libertario, argumentan que los anarquistas de antaño fueron importantes, inteligentes y poco o nada violentos. Ergo, los anarquistas encapuchados (nuevamente decimos que no todos los anarquistas son encapuchados ni todos los encapuchados, anarquistas), no son realmente anarquistas, sino que hay algo maligno detrás de ellos. ¿Pero qué será? Dicen que la historia nos ha enseñado que la provocación e infiltración del Estado en las movilizaciones masivas ha sido un factor importante para desarticular movimientos que pudieron haber cambiado a México o al mundo. Al regreso del PRI en el poder, regresan sus técnicas de desacreditar las manifestaciones populares.

En primer punto, podríamos poner en tela de juicio su concepto de Estado, pues para ellos, #FueElEstado, se resume a un «Fueron los partidos políticos que nosotros no queremos», que no es lo mismo que el concepto concreto de Estado. Por ende, muchos no ven que el problema sea el Estado, sino quién se encuentra en su estructura. Por lo mismo, ellos no mantienen una lucha contra el Estado, sino más bien, por la reformulación del mapa de actores políticos de su estructura actual. Es decir, y en palabras más llanas: «¿Desaparecer al Estado? ¡Eso es imposible! Mejor ponemos mejores servidores públicos, gente que haga su trabajo».

En otro sentido, la infiltración y provocación del Estado, está presente todos los días. Incluso, en las movilizaciones pacíficas, se encontrarán personas no encapuchadas, pero que son enviadas a las concentraciones, mítines, asambleas y pueden, incluso, que llegan a representar un peligro mayor para el núcleo de los movimientos. En opinión de este torpe blogguero, resulta más peligroso poner en riesgo la vida de muchos, que la desacreditación, pues… ¿ante quién hay que legitimar nuestra rabia, nuestro dolor, organización y nuestros pensamientos de un mundo mejor?

La ocurrencia de mentar la historia para decir: «siempre ha habido infiltrados», llega a ser ociosa si no recapitulamos para ver que todo cambio de raíz ha sido violento (en todas sus formas y en todos sus momentos).

4.- Desgobierno: El desgobierno de México, el palacio de desgobierno, entre otras tantas, han creado la idea de que en este territorio no se nos ha dominado como deberían dominarnos. Los problemas actuales en realidad son consecuencias de una falta plantear bien las estructuras, en lugar de que el problema sea la estructura. Ésa es la idea del concepto. Mientras hablamos de otros países, se dice que el de allá es mejor, pues su gobierno hizo esto, o aquello, igual que el otro. Ahí sí hay gobierno, acá no, por eso estamos mal.

Sin embargo se obvia que aquellos países donde ‘sí se gobierna’ tienen sus propios problemas que esconden tras cifras y parches. No es gratuito el estallido de violencia en Alemania, Francia, España o Itala, por ejemplo.

El desgobierno es lo que los anarquistas pretendemos, lo que queremos. Esto que vivimos en la actualidad es causa de un gobierno, de izquierdas y derechas, de centros y centro izquierda, lo que fuere. Las estructuras de gobierno se han encargado de llevarnos a donde estamos.

Los reformistas, quienes creen que sólo con parches este mundo cambiará (o su país, porque a algunos sólo les interesa un poco eso), se ven beneficiados por este concepto en particular, pues el decirlo es evocar un mundo donde es posible una sociedad jerárquica y armónica, libre, justa e igualitaria.

5.- Estado fallido – Narco Estado: Creer que este Estado es fallido, es suponer que el Estado es bueno, pero que éste ha fracasado, como el término anterior. Por lo anterior, se comprende que habrá que trabajar por consolidar un Estado fuerte. El reformismo y los buitrismo marxista se ven beneficiados con estos dos términos, en los que SU Estado es lo necesario para el mundo, por lo que crean vanguardias que guiarán al resto de la humanidad a una libertad…

El Narco Estado, pareciera decirnos que en un principio, los Estados y el crimen organizado son dos cosas distintas, aunque no lo sea. Se legitiman discursos como la guerra contra el narco, y con ello, la exigencia de mayor seguridad en las calles y barrios.

6.- El mal gobierno: Cuando Hidalgo levanta su estandarte y su voz para iniciar la independencia del país, gritó un viva a Fernando VII, y un muera al mal gobierno. Cuando los combativos reformistas olvidan que Hidalgo no quería la independencia de nada, sino que liberaran al rey y más beneficios para los criollos, hacen alusión a su grito de guerra: ¡Muera el mal gobierno! El chiste, como dirían algunos amigos, se cuenta sólo. Gritarlo, es creer que existe un bueno gobierno, y aunque las comunidades zapatistas reivindican sus juntas de buen gobierno, debemos percatarnos de su contexto. El zapatismo chiapaneco comprende una estructura horizontal creado a partir de un paradigma indígena, que malamente puede ser traducido en su totalidad semántica al español.

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